Alain Finkielkraut, profesor de la École Polytechnique de París, una prestigiosa escuela de ingeniería, donde imparte clases de Historia de las Ideas en el Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales, escribe que al día siguiente de la victoria sobre Hitler, la sombra tutelar de los Filósofos parece planear sobre el acto constitutivo de la Unesco y dictar sus capítulos a los redactores. En efecto, éstos fijan como objetivo para la Organización “garantizar a todos el pleno e igual acceso a la educación, la libre persecución de la verdad objetiva y el libre intercambio de las ideas y los conocimientos”. Y esperan de esta cooperación cultural que ofrezca al mundo medios para resistir victoriosamente a los asaltos contra la dignidad del hombre. ¿Qué hombre? ¿El sujeto abstracto y universal de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano? ¿La realidad incorporal, el ser sin ser, la criatura sin carne, sin color y sin cualidad que puebla los grandes discursos universalistas? ¿El individuo menos todo lo que le diferencia?
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