Tiziano. Alegoría de la Prudencia |
La prudencia,enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo. “El hombre cauto medita sus pasos” (Pr 14,15). La prudencia es la “regla recta de la acción”, escribe Santo Tomás (S. th. 2-2,47,2), siguiendo a Aristóteles. No se confunde ni con la timidez o el temor, ni con la doblez o la disimulación. Conduce las otras virtudes indicándoles regla y medida. Es la prudencia quien guía directamente el juicio de la conciencia. El hombre prudente decide y ordena su conducta según este juicio. Gracias a esta virtud aplicamos sin error los principios morales a los casos particulares y superamos las dudas sobre el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar.
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