Jean-Paul Sartre escribe que cuando el hombre se da cuenta de que existe y de que va a morir, y de que no tiene nada a lo que agarrarse, entonces esto crea angustia. Sartre dice que el hombre se siente extranjero en un mundo sin sentido. La sensación del hombre de ser un extranjero en el mundo, crea un sentimiento de desesperación, aburrimiento, asco y absurdo.
Para Sartre la libertad del hombre es una condena. "El hombre está condenado a ser libre. Condenado porque no se ha creado a si mismo y sin embargo es libre. Porque una vez que ha sido arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace”.
Para Sartre nuestra propia existencia contribuye a decidir como percibimos las cosas en el espacio. Si algo es inesistencial para mi, no lo veo. Cuenta como ejemplo Joostein Gaarden “el hecho de que si estas enamorado y esperas que tu amado te llame por teléfono, entonces “oyes” toda la noche que no llama. Captas precisamente el hecho de que no llama. Si vas a esperarlo al tren, y sale un montón de gente sin que tu veas a tu amado, entonces no ves a todos esos otros. No hacen más que estorbar, no significan nada para ti. Lo único que captas es que él no está allí”.
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