En el transcurso de la vista en Madrid por el secuestro de un ciudadano llamado Segundo Marey, al que se confundió con un miembro de la banda terrorista ETA, los jefes de los servicios de inteligencia declararon que no abordaban los asuntos del terrorismo con el presidente del Gobierno, cuando era una de las cuestiones de la política del Ejecutivo. En España, la memoria de la Fiscalía General del Estado de 2005 detalla que los delitos contra la Administración de Justicia, o sea, destinados a que no brille resplandeciente la verdad, aumentaron un 69% respecto a 2004. Así las causas incoadas por falso testimonio pasaron a 928. También crecieron las denuncias falsas y la obstrucción a la justicia (pretender que el juez no llegue a saber lo que pasa).España no hace mucho caso ni de Kant ni de san Agustín, pues permite que el imputado no diga nada o haga ostentación de flagrante falta de sinceridad para defenderse; incluso que señale sin problemas con su dedo acusador a otro que pasaba por allí como culpable del delito que cometió, lo que se ajusta bastante bien a nuestra naturaleza,más allá de planteamientos filosóficos. Al final del procedimiento, en el acto supremo de la práctica de la búsqueda de la verdad por medio de la ley, la sentencia pone en negro sobre blanco una certeza, creyendo a unos que dicen una cosa y no tomando en consideración lo que exponen otros. Pero todos los juristas reconocen que se trata, sólo, de la verdad judicial, una aproximación, no la verdad, porque la verdad integral es inabarcable para el juicio, escribe el periodista Santiago Tarín en su libro Viaje por las mentiras de la Historia Universal.
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