La filósofa y escritora Christina Marie Hoff Sommers escribe que “los chicos y chicas tienen marcadas diferencias en sus preferencias y comportamientos. Hasbro Toys, una importante compañía fabricante de juguetes, sometió a prueba una casa de muñecas que la compañía estaba considerando comercializar para chicos y chicas. Pero pronto se vio que las chicas y los chicos no interactuaban de la misma forma con la estructura. Las chicas vestían a las muñecas, las besaban y jugaban a las casitas; los chicos catapultaban el cochecito para el bebé de juguete desde el tejado. Un gerente general de Hasbro dio la explicación: los chicos y las chicas son diferentes.”
Doreen Kimura,psicóloga de la Universidad Simon Fraser de Vancouver, escribe: “Sabemos, por ejemplo, de la observación de humanos y no-humanos, que los machos son más agresivos que las hembras, que los machos jóvenes se enzarzan en más actividades violentas y las hembras se centran más en la crianza… ¿Cómo vienen a cabo estas y otras diferencias sexuales?… Parece que tal vez el factor más importante en la diferenciación de machos y hembras es el nivel de exposición a varias hormonas sexuales en su edad temprana”.
Un conjunto creciente de información empírica, que raramente o nunca se menciona en los seminarios sobre igualdad de género, apoya decididamente la experiencia de los padres y la sabiduría de la edad; que muchas diferencias básicas hombre-mujer son innatas, fuertemente instaladas y no el resultado del condicionamiento social. En los últimos años, ha habido desarrollos importantes en neurociencia, psicología evolutiva, genética y neuroendocrinología que apuntan a diferencias de género innatas.
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