Hoy en día hay una escasa tendencia a asociar el coraje con la libertad. “El secreto de la felicidad es la libertad, y el secreto de la libertad es el coraje” decía Pericles. Hoy el coraje es una mercancía de lujo, una extravagancia de la que todo el mundo se ríe y que tacha de locura. En cambio la cobardía es el pan que por poco dinero se vende en todas las tiendas. Como los prepotentes que dicho pan lo venden empaquetado en el papel del falso revolucionarismo, la mayoría sólo se mueve si al moverse no arriesga nada.
Los hombres aman la libertad mucho menos que la igualdad, y la aman bastante menos porque desembocando en el colectivismo la igualdad quita a los individuos el peso de la responsabilidad. Porque no exige los sacrificios que exige la libertad, no requiere el coraje que requiere la libertad, no necesita la libertad. (Se puede ser iguales incluso en la esclavitud).
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