Berlín |
Cualquiera que viva en Berlín sabe que el resultado de las políticas de vivienda de la izquierda ha sido nefasto. Es prácticamente imposible encontrar un nuevo apartamento. De hecho, el mercado de alquileres ha quedado casi completamente estancado. No solo eso: los alquileres están creciendo mucho más rápido que en cualquier otra ciudad alemana. Todo esto es el resultado desastroso de las políticas socialistas de vivienda.La nacionalización no crearía ni un solo piso nuevo, simplemente replicaría el viejo sistema de propiedad de Alemania del Este. El problema de la oferta de oferta seguiría igual. Eso sí, las condiciones para invertir en nueva vivienda dedicada al arriendo serían nefastas, agravando el problema.
Los defensores de las políticas de expropiación creen que la única vivienda buena es aquella que está bajo la propiedad del Estado. Pues bien, estas recetas ya se han probado en los tiempos del comunismo. De hecho, ya en los años del régimen de Adolf Hitler se introdujeron distintas restricciones a los precios del alquiler.¿Cuál fue el resultado de aquellos experimentos? Tras décadas de gobiernos nacional-socialistas y socialistas, el parque de viviendas de la RDA y de Berlín Este estaba en un estado desastroso. En 1989, cuando colapsó el régimen comunista, el 65 por ciento de todos los pisos se calentaban con estufas de carbón, un 24 por ciento no tenían siquiera un inodoro y un 18 por ciento no tenían baños. Contar con ascensores, balcones o cocinas modernas era aún menos frecuente. Cerca del 40 por ciento de los edificios de apartamentos presentaban daños graves y un 11 por ciento de los inmuebles estaban completamente inhabitables. El socialismo conduce a la escasez y a la ruina de la vivienda. Pasó entonces y vuelve a pasar ahora.
Rainer Zitelmann empresario, doctor en historia y sociología.
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