Las referencias a la patria por parte de los poderes rusos se convierten en un argumento emocional por encima de lo racional. Por supuesto la Iglesia ortodoxa recibe apoyo oficial, por ejemplo considerando la blasfemia delito, a cambio de una manifiesta simpatía por Putin. El nacionalismo conduce a un revisionismo histórico. El propio presidente ha calificado la disolución de la Unión Soviética como la mayor catástrofe histórica del siglo pasado.
Un único manual de historia para todas las escuelas rusas, con el objetivo de evitar la “basura ideológica” de algunos libros de texto.El objetivo del control de los medios es mantener el orden y la disciplina, esencia del “putinismo". Para ello, es necesario defender leyes que sostengan el statu quo, apoyar las tradiciones propias enfrentándolas a “intromisiones extranjeras”, y mantener una aparente democracia que tolera a una oposición excéntrica y anecdótica. Orden y crecimiento a cambio de un poder que está por encima de las libertades individuales es el contrato social que hoy permite entender a Rusia.
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