China es todo un continente, un mundo sin fin o como dice su tradición “un todo bajo el cielo”. Por eso la interpretación de la realidad internacional que hacen los analistas de Pekín es digna de ser tomada en consideración. China se está preparando para un mundo dominado por el desorden, la asimetría y la fragmentación, un mundo que, en muchos sentidos, ya ha llegado.En Pekín, la opinión dominante es que el mundo está entrando en un periodo de desorden, que los países tendrán que tomar medidas para resistir. Esta perspectiva china es compartida por muchos países, especialmente en el Sur global, donde las afirmaciones occidentales de defender un orden basado en normas carecen de credibilidad. No se trata simplemente de que muchos gobiernos no hayan participado en la creación de estas normas y, por tanto, las consideren ilegítimas. Xi Jinping dice que se están produciendo “cambios nunca vistos en un siglo”. Una observación que para la China actual es uno de los principios rectores. Forma parte del pensamiento de Xi Jinping el nuevo “gran timonel” de la ideología oficial de China. Xi ve estos cambios como parte de una tendencia irreversible hacia la multipolaridad, a medida que Oriente asciende y Occidente declina, acelerada por la tecnología y los cambios demográficos.
La idea central de Xi es que el mundo se define cada vez más por el desorden y no por el orden, una situación que, se remonta al siglo XIX, otra época caracterizada por la inestabilidad global y las amenazas a China. Tras la derrota de China a manos de las potencias occidentales en la Primera Guerra del Opio (1839), el diplomático Li Hongzhang y otros pensadores escribieron sobre “grandes cambios nunca vistos en más de 3.000 años”.Xi ve ahora los papeles invertidos. Es Occidente quien se encuentra en el lado equivocado y China tiene la oportunidad de emerger como gran potencia fuerte y estable. Xi interpreta (combinando la retórica comunista con el darwinismo social) que la geopolítica actual es una “lucha por la supervivencia” entre superpotencias frágiles y replegadas por eso se hace inevitable un horizonte de “conflicto”.
Referencia: China y el nuevo desorden mundial de Aquilino Cayuela
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