Albert Camus |
Camus describe magistralmente la lucha interior que le supuso aceptar la indicación de su abuela de que mintiera para conseguir el empleo y que, llegado el fin de las vacaciones, dijera que no volvía porque trabajaría con su tío. No pudo mentir y lloró ante su patrón. Incluso no quería aceptar la paga como castigo por su engaño. Mentir para tener el derecho de no tomarse vacaciones, trabajar lejos del cielo, del verano y del mar, que amaba tanto, y mentir otra vez para tener el derecho de volver al Liceo, esta injusticia le atenazaba el corazón hasta matarlo. (Camus 1996 e: 646).
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