El 13 de Octubre de 1932, Largo Caballero publicaba en El Socialista que el PSOE “no es (puramente) reformista ni lo es el espíritu de sus miembros. Y ahí está la historia del partido para demostrar que la legalidad se ha roto cuando ello convenía a nuestras ideas….Nadie intenta someter a revisión nuestra doctrina. Se trata ahora únicamente de una cuestión de táctica.” Incluso en la cumbre de la alianza entre la izquierda republicana y los socialistas, parte de la cúpula socialista dejó claro el limitado compromiso del movimiento con la propia República democrática, el cual dependería de si servía a los intereses del socialismo y se encaminaba hacia el mismo.
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