Hay ocasiones, días únicos, que deben celebrarse. No es lo mismo celebrarlo o no... Es bonito pararse a dar las gracias por algo, recordar un acontecimiento positivo y disfrutar de lo que tenemos, principalmente de nuestras relaciones. La fiesta, sin embargo, se hace realidad si uno hace comunidad con los demás. No se puede "celebrar en solitario". Uno puede alegrarse interiormente, pero si no está con otra persona, la fiesta no tiene lugar.
Saber celebrar las fiestas juntos hace más fuertes las relaciones. Celebrar la vida de los demás en familia nos recuerda lo importantes que son, lo mucho que nos importa su presencia. Refuerza los vínculos, escribe la psicoterapeuta Mariolina Ceriotti Migliarese.
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