La economía de la experiencia, consiste en ir más allá de la venta de un producto o servicio. Lo que se busca es generar ambientes, propiciar acontecimientos, o eventos que hagan del consumo de los productos o la utilización de los servicios algo memorable para los clientes.El objetivo es ofrecer una experiencia positiva donde los clientes no sean consumidores pasivos, sino que interactúen con la empresa a través del consumo de sus productos de una forma más sensitiva y emocional. El canal de comunicación también está cambiando para dirigirse a públicos más jóvenes. De forma que la televisión, que antes lideraba la venta de experiencias con sus anuncios, está cediendo terreno a nuevos canales de comunicación como redes sociales como Youtube, TikTok o Instagram.“La economía de la experiencia: el trabajo es un teatro y cada empresa es un escenario” (1999), escrito por los norteamericanos B. Joseph Pine y James H. Gilmore, ellos hacen referencia a como incrementar las ventas y la producción en las empresas a partir de vender experiencias más que productos.
Al comprar sensaciones nos introducimos en un sub-mundo donde lo que sentimos prima, es decir, manda, y los sentimientos no siempre son buenos consejeros, aunque con mucha frecuencia lo escuchamos en la calle, lo leemos en los “best sellers” , nos dicen algunos intelectuales, lo repiten varios oradores, lo vemos en películas taquilleras la frase “haz lo que dice tu corazón”. Si hacemos lo que dice nuestro corazón, nos estamos dejando guiar por los sentimientos y dentro de ellos, está la rabia, la envidia, el rencor, la prepotencia, la soberbia, la apatía, la depresión, el odio, la ansiedad, la culpabilidad, el remordimiento y cuántos más que se les permite dirigirnos. También podemos pensar en sentimientos agradables como alegría, complacencia, satisfacción, valentía, optimismo, admiración, gratificación o tranquilidad entre muchos más. Sean sentimientos positivos o negativos, no son más que sentimientos y no se les debe otorgar la función de ser asesores pues solamente son estados de ánimo. Y justamente esos estados de ánimo son los que nos hacen comprar algo que no necesitamos con un dinero que tal vez no tenemos y todo por vivir una experiencia. Jean Carla Saba de Aliss
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