Anna Karénina es una de las novelas más perfectas jamás concebidas. Y aquellos que saben cómo la escribió Tolstói, gracias a un proceso incesante de revisión, corrección y pulido, saben que también es un libro escrito con gran esmero. Sin embargo, el escritor de origen ruso Nabókov demostró que los calendarios de los protagonistas no coinciden; en otras palabras, que la novela contiene varios errores cronológicos que un editor esmerado habría detectado. Aquellos que leen la novela por mero placer no se percatarán de estas faltas de coherencia; darán por sentado que los calendarios de Tolstói son precisos. Esta falta de atención por parte del escritor y sus lectores, dice el Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk, surge de la costumbre de escribir y leer novelas con la atención puesta en el tiempo de los protagonistas en lugar del tiempo general del paisaje, un hábito que resulta comprensible puesto que leer una novela implica adentrarse en un paisaje y perder de vista la imagen general.
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