Entre 1760 y 1840 la Revolución Industrial empezó a extenderse por Europa. La nueva economía trajo consigo una población urbana que crecía sin parar y necesitaba más alimentos. Los altos precios hicieron que los terratenientes acotaran el resto de sus tierras poniendo fin de este modo a una larga transición que llevó a Europa de una economía rural basada en la subsistencia a una economía agrícola moderna regida por el mercado. Los grandes cercamientos y la nueva economía de mercado cambiaron la naturaleza de las relaciones de propiedad y de los derechos condicionales se pasó a la propiedad exclusiva.
Manifiesta el profesor de la Universidad de Pensilvania Jeremy Rifkin que durante siglos, las personas habían pertenecido a la tierra; ahora, la tierra pasaba a pertenecer a las personas en forma de bienes raíces que eran negociables e intercambiables en el mercado abierto. La casa solariega pasó a ser un recurso comercial que se podía utilizar como fuente de capital y de crédito en la búsqueda de beneficios comerciales. El trabajo individual también se convirtió en una forma de propiedad personal que se podía comprar y vender libremente en los mercados de un mundo nuevo que se regía más por las relaciones contractuales que por las obligaciones comunales y la posición social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario