Los republicanos estuvieron más cerca que nunca de la victoria a finales de julio de 1936; jamás volverían a tener una oportunidad semejante durante lo que quedaba de la guerra. La ingenuidad y la pobreza analítica de los líderes de los movimientos revolucionarios fueron extraordinarias, dice el historiador Stanley Payne. En ningún ámbito de los asuntos militares se reveló la ineptitud republicana con tanta evidencia como en la táctica y en la estrategia naval. A nivel económico, el régimen del Frente Popular comenzó la guerra con unos recursos económicos muy poderosos y la acabó con las finanzas hechas un desastre.
El socialista Francisco Largo Caballero |
Por otro lado, pocos Gobiernos extranjeros contemplaron el régimen revolucionario del Frente Popular español como digno de ostentar el estatus de “Gobierno legítimo”, afirma Payne, y la propaganda republicana tuvo poco éxito a la hora de modificar esa opinión general según la cual los que se estaban enfrentando en España eran dos regímenes violentos y tiránicos, uno revolucionario y otro contrarrevolucionario, los dos cometiendo atrocidades generalizadas. El argumento de la legalidad de un régimen que respetaba muy poco la legalidad no era demasiado convincente. En términos generales, los líderes revolucionarios creyeron que el ambiente internacional sería neutral respecto a la revolución en España, pero ese no fue más que otro ejemplo de la pobreza de su análisis y de su limitada percepción de la realidad.
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