Decía Albert Einstein que la esencia de la concepción judía de la vida es la afirmación de la vida de todos los seres. El sentido individual de una vida es volver la existencia de todos más hermosa y más digna. La vida es sagrada, representa el valor supremo del que dependen todas las demás valoraciones. La sacralización de la vida ultraindividual conlleva el respeto hacia todo lo espiritual, un aspecto especialmente característico de la tradición judía.
Cuán viva está entre los judíos la consciencia de sacralización de la vida se expresa en lo que dijo un día el escritor y político Walter Rathenau: “Cuando un judío dice que va de caza por placer, miente”.
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