Un mundo diferente es posible. Un mundo más humano, una sociedad que realmente podamos controlar nosotros, una comunidad donde la libertad individual no sea sinónimo de inseguridad y corrupción, sino más bien de bienestar y un sinfín de elecciones que podemos tomar de forma consciente y directa sin que ninguna fría maquinaria de comprar votos nos tenga que imponer nuestro bien a costa de nuestro dinero y libertad, escribe el economista Jorge Valín.
Ignorancia del legislador |
El filósofo inglés Herbert Spencer contaba que es juzgada con excesiva diligencia la responsabilidad de los legisladores por los males que puedan causar. En la mayor parte de los casos, lejos de creer que merecen castigo por los desastres que acarrean con leyes inspiradas tan sólo en su ignorancia, casi no les creemos dignos de censura. Se admite que la experiencia común habría debido enseñar al alumno de farmacia, poco instruido, a no dar un medicamento; pero no se admite que la misma experiencia debería enseñar al legislador a no intervenir en aquello que no entiende. Por el contrario, se reputa como un mérito en él. No obstante, los males producidos por los legisladores ignorantes, muy superiores en número a los causados por los curanderos atrevidos, son visibles para cualquiera que eche una mirada a la historia.Los políticos nunca asumen su culpa.
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