Los costes directos de los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron enormes, casi tres mil vidas y pérdidas por valor de 300.000 millones de dólares, lo mismo que los costes de las guerras que Estados Unidos emprendió en Afganistán e Irak como respuesta. Pero consideremos también los daños colaterales. En solo tres meses, después de los atentados, hubo en Estados Unidos mil muertos más de lo normal en accidentes de tráfico. ¿Por qué? Un factor que contribuyó fue que la gente dejó de viajar en avión para hacerlo en automóvil.
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