El canciller Helmut Kohl era un hombre voluminoso de 1,90 de estatura y más de cien kilos de peso. Tenía buen humor y un excelente apetito. Su política económica recuerda a la de Reagan o Thatcher, pero jamás abandono el estado de bienestar. Enjugó el deficit con una filosofía de austeridad, recortando en lo posible el gasto público. Fomentó la iniciativa de las empresas con degradaciones fiscales y favoreciendo las exportaciones. La balanza comercial mejoró,la producción aumento de forma continuada, la inflación descendió a niveles tolerables y el paro se redujo. Alemania vivió sus mejores años a fines de la década de los ochenta con tasas de crecimiento del orden del cinco por ciento.
Helmut Kohl fue el que más apoyo la entrada de España en la CEE. Tuvo una gran amistad con el presidente del gobierno español Felipe González. Kohl fue de los políticos que más se movieron para no limitar la Comunidad Europea a una mera forma de unión económica. Kohl se constituyó en uno de los campeones de la Unión Europea y le valió el nombramiento de “Ciudadano de Honor de Europa”. Fue un ferviente europeista, pero esto no le impidió defender los ideales de la OTAN en la lucha contra el comunismo ruso. Helmut Kohl era un político pragmático y no tuvo inconveniente en viajar a Moscú y relacionarse amigablemente con Gorbachov en pleno proceso de la perestroika. El canciller quería acelerar el sueño de la reunificación de Alemania, y sabía que la solución dependía más de Rusia que de los propios alemanes orientales. Con la bendición de la Unión Soviética los hechos llegaron a un punto de no retorno, que condujo al tratado que reunificaba las dos Alemanias. Alemania reunificada sería un régimen democrático y mantendría el nombre de República Federal de Alemania. Fue más una absorción que una fusión a partes iguales. Este gran canciller alemán murió el 16 de Junio de 2017, escribe el profesor José Luis Comellas.
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