martes, 18 de abril de 2023

Hay estudios que relacionan la hipersexualización con la baja autoestima

Anna Plans, miembro de la Fundación Aprender a Mirar y que forma parte del Consejo Asesor IWil una iniciativa de la Cátedra Mujer y Liderazgo del IESE escribe: “En un mundo hipersexualizado, en el que se valora de forma desmesurada todo lo que tiene connotaciones sexuales, el sexo es el rey y el resto queda en segundo o tercer plano. Lo observamos desde que salimos a la calle,abrimos una revista, escuchamos una canción, vemos una serie o cuando jugamos a un videojuego. Condiciona nuestra identidad, nuestra imagen corporal y cómo nos relacionamos con los demás. Hay estudios que evidencian la relación entre la hipersexualización con la baja autoestima. Y, entonces aparecen problemas como fobias sociales, anorexia, bulimia y depresión. Así mismo, una baja autoestima puede condicionar la elección de amistades y parejas tóxicas. “

Sexting

“A partir de la hipersexualización aparece nuevas formas de relacionarse entre las personas y a menudo estas derivan en diferentes modos de violencia online. Una de estas nuevas formas de relación es el sexting (envío de mensajes, imágenes o vídeos de contenido sexual). Lo practican uno de cada siete jóvenes. Las consecuencias de hacerlo pueden llevar a esas nuevas formas de violencia como la sextorsion, la pornovenganza, el grooming o el ciberacoso. Respecto el online grooming, tiene que ver con personas que buscan menores para satisfacer sus deseos sexuales y lo hacen a través del mundo online, para lo cual pueden localizar imágenes sugerentes disponibles en la red o en los perfiles de redes sociales y contactar con sus protagonistas. La normalización de la hipersexualización se ha convertido en la puerta de entrada a la pornografía y la prostitución. Ya empieza a ser normal sexualizarse y de ello se aprovecha la industria que se tiene que reinventar. Se observa un blanqueo de la pornografía para introducirla en la educación, así como la aparición de nuevas plataformas que captan a los más vulnerables para que sean ellos mismos quienes produzcan contenido y lo compartan.” 
“A partir del momento en el que nuestros hijos se relacionan con otros niños o tienen acceso a dispositivos de cualquier familiar, se debe empezar a hablar del tema, siempre con un discurso adaptado a la edad del niño. Hay que iniciar las conversaciones con nuestros hijos lo antes posible y, siempre, con un discurso adaptado a la edad del menor.” 

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