Francisco Suárez |
El iusnaturalismo o la teoría del derecho natural, fue anticipada por los teólogos medievales, especialmente por Tomás de Aquino. En España, el dominico franciscano Francisco de Vitoria (1486-1546) y el jesuita Francisco Suárez (1548-1617) desarrollan ampliamente esta doctrina con ideas novedosas, pese a la filiación escolástica de ambos. Conciben el derecho natural como distinto de la ley positiva porque no deriva de la voluntad humana, sino que está en la naturaleza humana per se y ex se. El ius naturale es aquello hacia lo que ipsa natura immediate inclinat, aquello hacia lo que se inclina la misma naturaleza. Se capta por la luz natural, pues está grabado en el corazón humano. Gracias al derecho natural, Vitoria ve plausible la existencia de una comunidad humana universal, lo que le lleva a defender los derechos de los indios y a poner las bases de un derecho internacional, el llamado derecho de gentes. Por su parte, Suárez rechaza el derecho divino atribuido a los monarcas y reconoce una sociabilidad humana general, que es la que hace posible hacer leyes que obligan a todos, escribe la filósofa Camps.
La ley natural, en Tomás de Aquino, es el puente necesario que une la ley eterna o divina con las leyes humanas, que son contingentes, cambiantes y pueden estar equivocadas. Ese puente que proporciona la ley natural permite aceptar el fundamento último de la ley divina como algo no impuesto desde fuera, sino intrínseco a nuestra naturaleza. Pero aunque esté ya en nosotros, la ley divina es necesaria. Lo es porque la razón humana tiene límites, ella sola no descubre la totalidad de la ley natural, que coincide con lo revelado por Dios en el Decálogo. Por ello hay que acudir a la revelación divina, aunque siempre teniendo claro que la ley divina no tiene nada de arbitrario, es la única ley posible de acuerdo con el prototipo o lo que debe ser el hombre. Dicho de otra forma, dada una naturaleza humana, la ley de Dios es la que es y no puede ser otra. El pecado consistirá, pues, en contrariar a la naturaleza, ya que todo acto humano estará de acuerdo o en contra de ella. Afirmación que equivale a decir que pecar es desobedecer la ley de Dios, porque tal desobediencia viola el orden natural: Omne vitium eo ipso quod vitium est, contra naturam est (El vicio lo es porque se aparta de la naturaleza).
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