Durante los siglos XVIII y XIX salieron de África 13 millones de esclavos, escribe el historiador Josep Fontana. Millones de africanos perdieron la vida en las costas de África, durante el viaje en los barcos negreros o en los primeros años de su incorporación al trabajo en América. La captura de esclavos la realizaban los propios africanos, que son tan responsables como los europeos, el mayor negocio lo hicieron los compradores. Una parte de los esclavos se pagaba en cauris, unas conchas de Cypraea moneta que se recogían y elaboraban en las islas Maldivas, en el Índico, donde los nativos sabían cómo conseguir que la pechina conservase todos sus colores y su valor decorativo. El cauri fue utilizado en algún momento como moneda desde el África occidental hasta China, pero en los siglos XVIII y XIX su circulación había quedado reducida a una zona que se extendía desde los territorios indios de Bengala hasta el África occidental, donde servía de moneda para pequeñas transacciones en los mercados locales. El comercio de estos cauris acabó en manos de los ingleses en la segunda mitad del siglo XVIII. Los compraban en la India, los llevaban como lastre en las embarcaciones de retorno a Inglaterra y los volvían a embarcar cuando salían rumbo al golfo de Guinea para comprar esclavos.
Cuando la provisión de esclavos se fue haciendo cada vez más difícil, se intentó reemplazarlos por culis chinos contratados en condiciones similares a la esclavitud. Entre 1848 y 1874 embarcaron hacia Cuba unos 150.000 culis, de los que aproximadamente 16.000 murieron en unas travesías que duraban cinco meses y que eran casi tan horribles como las de los negreros africanos del Atlántico.
Fueron los propios esclavos los que se liberaron, puesto que que una de las razones fundamentales del fin del comercio fue el temor a la resistencia que podían oponer las grandes masas de esclavos reunidas en las plantaciones. Las revueltas que desembocaban en la creación de colonias de esclavos fugitivos están presentes a lo largo de toda la historia de la esclavitud, pero el aumento de la población esclava en el Caribe, combinado con la difusión de las ideas de la Ilustración, reforzó la voluntad combativa de los esclavos, como se puso de manifiesto en la insurrección de Haití de 1791.
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