El historiador Tom Holland explica que fue el cristianismo lo que ha humanizado a nuestra civilización. Las armas culturales del cristianismo fueron la bondad y el consuelo. "Como un cóctel que tiene éxito, el cristianismo supo combinar varios ingredientes ya existentes para crear algo nuevo", explica Holland, un entusiasta del mundo antiguo. "Universalizó el atractivo del Dios de Israel, una Deidad que amaba a sus creaciones, y que había creado al hombre y a la mujer a su semejanza y lo fusionó con el énfasis de la filosofía griega sobre la conciencia, añadiéndole un toque de dualismo persa. Supo proyectarlo en un envoltorio atrayente para el futuro imperio global de Roma. El ingrediente original que ofrecía, como supo ver Pablo, fue la paradoja de un Dios crucificado. Un Dios que amaba tanto al mundo que había sufrido la muerte más agónica y humillante. Ese era el consuelo que ofrecía el cristianismo; que el esclavo podía triunfar sobre el maestro, la víctima sobre su torturador. Era una carga de profundidad envuelta en los supuestos de la Antigüedad”. La Antigüedad, construida sobre la ley del más fuerte y poderoso y el desprecio del débil y pequeño, construida sobre el miedo a la tortura y la represión violenta, no podía sobrevivir a esto.
¿Y cuál será el futuro del cristianismo en este siglo XXI? Holland cree que seguirá creciendo e influyendo, combinando la fidelidad a la tradición con la creatividad de quien se deja llevar por el Espíritu Santo."Por extraño que pueda parecer en Europa, vivimos en una de las grandes eras del crecimiento y la evolución cristianas", continúa Holland. "Esto se pone de manifiesto en el gran auge de conversiones que ha vivido África y Asia durante el siglo pasado; en la convicción de millones y millones de que el aliento del Espíritu, como una llama viva, aún recorre el mundo; y en Europa y en América del Norte, en las creencias de muchos millones más de personas que jamás pensarían en describirse como cristianos", añade.
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