Henri Frédéric Amiel |
“Sé grande, para hablar de cosas grandes; y patriota, para hablar de la patria, decía el escritor y filósofo Henri Frédéric Amiel. Arroja de tu seno el amor propio, el rencor, las impresiones pasajeras y personales; edúcate en la imparcialidad, en la objetividad, en la serenidad, antes de coger la pluma, o de otra forma tu pluma sólo contará las bajezas y las vulgaridades de tu corazón. Vuelve a la serenidad, por la esperanza y el ideal; combate las impaciencias de tu naturaleza cambiante; la aridez de tu corazón en seguida decepcionado; los celos de tu amor propio irritable; la torpeza de tu inercia; los humos de tu orgullo, la amargura, los arrebatos. La fuerza está en la serenidad. El orden; la firmeza; la modestia; la precisión y el movimiento; el impulso y la medida; el fuego y el cálculo; la impetuosidad dueña de sí misma. Exactitud psicológica, pintoresquismo en el estilo; unir el análisis a la realidad plástica. Transformarme al ritmo de las necesidades de la cosa, de las exigencias del objeto. Brevedad, vigor, brillo, nitidez mordiente”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario