Si hubiera usted podido preguntar al apóstol Pablo por qué tenía él esperanza, dice Howard Mumma a Albert Camus, le hubiera respondido algo así: “Recuerdo la clase de hombre que era yo antes de que Cristo entrase en mi vida. Era un duro fariseo, contumaz, censurador, severo en mis juicios. Perseguí a gente inocente hasta su muerte. Entonces Cristo entró en mi vida y fundió mi dureza. Él me sorprendió. Él hizo de mí una criatura nueva. Donde yo antes odié, ahora amo. Donde yo fui una vez impaciente, estoy ahora dispuesto a aguantar y ser amable. Donde una vez fui altivo, ahora puedo ser humilde. Y lo que Cristo hizo por mí, lo hace por otros. El cambia a Zaqueo de estafador en filántropo, él transforma a una adúltera en una persona pura”. Entonces Pablo hubiera añadido: “Tengo esperanza, porque lo que Cristo hizo por Pedro, por Zaqueo, por una adúltera y por mí, lo puede hacer por cualquiera”.
viernes, 12 de julio de 2019
Podemos tener esperanza
Si hubiera usted podido preguntar al apóstol Pablo por qué tenía él esperanza, dice Howard Mumma a Albert Camus, le hubiera respondido algo así: “Recuerdo la clase de hombre que era yo antes de que Cristo entrase en mi vida. Era un duro fariseo, contumaz, censurador, severo en mis juicios. Perseguí a gente inocente hasta su muerte. Entonces Cristo entró en mi vida y fundió mi dureza. Él me sorprendió. Él hizo de mí una criatura nueva. Donde yo antes odié, ahora amo. Donde yo fui una vez impaciente, estoy ahora dispuesto a aguantar y ser amable. Donde una vez fui altivo, ahora puedo ser humilde. Y lo que Cristo hizo por mí, lo hace por otros. El cambia a Zaqueo de estafador en filántropo, él transforma a una adúltera en una persona pura”. Entonces Pablo hubiera añadido: “Tengo esperanza, porque lo que Cristo hizo por Pedro, por Zaqueo, por una adúltera y por mí, lo puede hacer por cualquiera”.
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