Escribe C. S. Lewis: “No veo la necesidad de que Dios creara más de un alma si tuviera en poco las diferencias entre ellas. Podemos estar seguros de que los pormenores de nuestra individualidad no son un misterio para Él, y algún día dejarán de serlo para nosotros. El molde empleado para hacer una llave resultaría extraño para quien no hubiera visto jamás una cerradura. Cada alma tiene una forma peculiar porque es un hueco hecho para acoplarse a un saliente particular de los contornos infinitos de la substancia divina, o una llave para abrir una de las puertas de una casa de numerosas estancias. No es la humanidad en abstracto la que se salva, sino tú, tú lector. ¡Bienaventurada y feliz criatura! ¡Tus ojos, no los de otro, le contemplarán! Todo lo que eres, salvo el pecado, está destinado a alcanzar completa satisfacción si dejas que se cumpla plenamente la voluntad de Dios".
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