Un total de 821,6 millones de personas pasaban todavía hambre en el mundo en 2018, cifra que ha aumentado por tercer año consecutivo por la débil recuperación de la última gran crisis económica, según ha destacado la ONU. Según Naciones Unidas, la tímida recuperación económica y el bajo rendimiento en muchos países tras la recesión mundial de 2008 y 2009 está socavando los esfuerzos para acabar con el hambre y otras formas de malnutrición."En el cambio de tendencia en los números del hambre el factor económico ha pesado de manera muy importante", explica el experto de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Marco Sánchez Cantillo.
La situación más alarmante está en Africa, donde la subalimentación ha crecido en casi todas sus regiones, mientras que en países de Oriente Medio como Siria o el Yemen no para de incrementarse desde 2010 por la inestabilidad.
Unos 2.000 millones de personas experimentan un acceso irregular a una buena alimentación, situación en la que se halla el 8 % de la población en Norteamérica y Europa. Marco Sánchez Cantillo, especialista de la FAO, manifiesta que en ese tipo de contextos el hambre y la obesidad coexisten, ya que "las personas que tienden a sufrir inseguridad alimentaria suelen ser las más pobres" y ven más fácil acceder a alimentos baratos pero ricos en azúcar, sal y grasas saturadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario