jueves, 18 de julio de 2019

Los monjes del Escorial durante el siglo XIX y XX


Monasterio del Escorial.
Durante los primeros años del siglo XIX, los monjes del Escorial sufrieron graves tribulaciones, incluida la pérdida de muchos tesoros a manos de las tropas francesas invasoras. La más importante dificultad que tuvieron que afrontar tuvo lugar en el verano de 1835, cuando se propagó por toda España una ola de violencia anticlerical, fomentada en parte por el Gobierno, que obligó a miles de miembros del clero a exiliarse. Para el mes de septiembre, la mayoría de los monasterios de España se hallaban cerrados y vacíos. El primer ministro Mendizábal introdujo una ley que suprimía las órdenes religiosas de España y confiscaba sus propiedades. En el decreto del 9 de marzo de 1836 “quedan suprimidos todos los monasterios, conventos, colegios,
Monjes Jerónimos
congregaciones y demás casas de comunidad o de instituto religioso de varones”. Antes de finalizado el año 1837 todos los monjes Jerónimos habían desalojado el monasterio del Escorial. El gran edificio quedó vacío. Cuando regresaron los monjes al Escorial, estos pertenecían a la Orden de San Agustín. Durante la Segunda República, tras el acceso al poder en 1936 del profundamente anticlerical Frente Popular, el Gobierno contempló impasible la quema de los monasterios y el asesinato de monjes. Cuando el ejército rebelde del general Franco se acercaba a la ciudad de Madrid en noviembre de 1936, las autoridades gubernamentales, en particular el activista comunista Santiago Carrillo, ordenaron que todas las personas detenidas fuesen aniquiladas. Según palabras de la historiadora Francés Lannon, el 7 de noviembre, los prisioneros “fueron deliberadamente asesinados en Paracuellos de Jarama y Torrejón de Ardoz, en el este de la ciudad, y sus cadáveres depositados en fosas comunes. Desde entonces y hasta el 4 de diciembre, este ultraje se repitió varias veces, y por lo menos murieron 2.000 personas, incluidos 68 monjes de la Orden de San Agustín, procedentes de la comunidad de El Escorial”. La autora califica la masacre de los monjes como “la mayor atrocidad por parte del bando republicano durante la guerra”. El régimen de Franco otorgó favores especiales a la comunidad monástica, la cual floreció durante el siglo XX. 

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