Tolstói habla de la necesidad de la fe:
León Tolstói |
“Mi desarraigo de la fe se produjo del modo habitual entre la gente que ha recibido nuestro mismo tipo de educación. Me parece que en la mayoría de los casos sucede así, la gente vive como vive todo el mundo, y todo el mundo vive basándose en principios que no sólo no tienen nada que ver con la fe, sino que, las más de las veces, se oponen a ella. La fe no participa en la vida, no regula en modo alguno nuestras relaciones con los demás ni es preciso que la confirmemos en nuestra propia vida; la fe se profesa en algún lugar lejos de la vida e independientemente de ella. Si nos topamos con la fe, será sólo como un fenómeno externo, no ligado a la vida.
Pensando en la gloria que me proporcionarían mis obras, me decía: «Muy bien, serás más famoso que Gógol, Pushkin, Shakespeare, Molière, y todos los escritores del mundo, ¿y después qué?». Y no podía responder nada, nada…….Mi pregunta, la que a los cincuenta años me condujo al borde del suicidio, era la más sencilla: reside en el alma de todo ser humano, desde el niño estúpido hasta el anciano más sabio, una pregunta sin la cual la vida es imposible, como yo mismo he experimentado. La pregunta es: «¿Qué resultará de lo que hoy haga? ¿De lo que haga mañana? ¿Qué resultará de toda mi vida?». Expresada de otra forma, la pregunta sería la siguiente: «¿Para qué vivir, para qué desear, para qué hacer algo?». O formulada todavía de otro modo: «¿Hay algún sentido en mi vida que no será destruido por la inevitable muerte que me espera?»
Tolstoi con sus nietos |
Si nos volvemos hacia las disciplinas que no tratan de resolver las cuestiones de la vida, sino que dan respuesta a sus preguntas específicas, científicas, nos admiramos de la fuerza del intelecto humano, aun sabiendo por anticipado que no encontraremos respuesta a la cuestión de la vida. Esas ciencias la ignoran abiertamente. Dicen: «No podemos responderte quién eres ni por qué vives; no tenemos respuestas a esas preguntas, y no nos ocupamos de eso. Pero si necesitas conocer las leyes de la luz y de los compuestos químicos, las leyes del desarrollo de los organismos; si necesitas conocer las leyes de los cuerpos, su forma y la relación entre números y tamaños; si necesitas conocer las leyes de tu intelecto, para todo eso tenemos respuestas claras, precisas y categóricas».
Si el filósofo llama a esa esencia de la vida que está en mí y en todo lo que existe «idea», «sustancia», «espíritu» o «voluntad», no dice más que una sola cosa, esto es, que esta esencia existe y que yo soy esa misma esencia, pero por qué existe él no lo sabe, y, si es un pensador riguroso, no lo responde. Y pregunto yo: «¿Por qué existe esa esencia y qué resultará del hecho de que ella es y será?». Y la filosofía no sólo no da una respuesta, sino que todo lo que puede hacer es esa pregunta.
Me di cuenta de que las respuestas dadas por la fe, por muy irracionales y distorsionadas que fueran, tenían la ventaja de introducir la relación entre lo finito y lo infinito, sin la cual no puede haber solución. Sea cual sea la manera en que planteo la pregunta de cómo debo vivir, la respuesta es: «Conforme a la ley de Dios». «¿Cuál será el resultado auténtico de mi vida?». El tormento eterno o la felicidad eterna. ¿Cuál es el sentido que no destruye la muerte? La unión con el Dios infinito, el paraíso. Así, fui conducido de un modo inevitable a reconocer que toda la humanidad posee, además del conocimiento racional, que antes me parecía el único conocimiento posible, otro conocimiento, de tipo irracional: la fe, que nos da la posibilidad de vivir……..La fe es el conocimiento del sentido de la vida humana, gracias al cual el hombre no se aniquila, sino que vive. La fe es la fuerza de la vida. Si un hombre vive, es porque cree en algo. Si no creyera que debe vivir por algo, no viviría. Si no ve ni comprende el carácter ilusorio de lo finito, cree en lo finito. Si comprende el carácter ilusorio de lo finito, es preciso que crea en lo infinito. Sin fe es imposible vivir."
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