Mujeres encerradas en jaulas. |
Con la caída de Guta oriental surgen los primeros detalles sobre la violencia y los abusos cometidos por los grupos yihadistas que controlaron el área durante años. Entre éstos, figuran las milicias de Jaych Al-Islam, que encerraban a un gran número de prisioneros en cárceles improvisadas en el área de Duma, dejando tras las rejas a mujeres y niños. Esta violencia cotidiana era perpetrada por milicianos con el silencio sospechoso de los medios y de los gobiernos occidentales, tal como fue denunciado por el nuncio apostólico, el Card. Mario Zenari.
Los civiles eran utilizados, por parte los grupos yihadistas, para la construcción de túneles. Otros, fueron torturados. Muchos civiles fueron encerrados en jaulas colocadas en las calles y en las plazas de la ciudad, y utilizados como escudos humanos para protegerse de los ataques de la fuerza aérea siria y del aliado ruso. Aún hoy, entre las decenas de detenidos que siguen en manos de grupos rebeldes y yihadistas, hay mujeres y niños pertenecientes a las minorías religiosas.
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