Sentido común.
Junto a los cinco sentidos corporales que compartimos con las demás especies animales superiores, los humanos, de manera exclusiva, tenemos un solo sentido anímico o espiritual, que desde santo Tomás de Aquino se acostumbra llamar “sentido común” (sensus communis). Es un sentido tan singular que, como decía Santo Tomás, constituye “una sola potencia que se extiende
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Hannah Arendt |
a todos los objetos de los cinco sentidos”. O, según escribe Hannah Arendt, se configura como una suerte de sexto sentido, preciso para aunar a los otros cinco y garantizar que se trata del mismo objeto que veo, toco, degusto, huelo y oigo, algo similar a “los sentidos como un todo, mantenidos juntos y gobernados por el sentido común, el sexto y más elevado sentido”; Kant llamaba al sensus communis “razón total humana”.
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