Los padres fundadores de los Estados Unidos y de la Francia contemporánea establecieron el fundamento de un nuevo tipo de democracia basado en un concepto diferente de libertad. Hoy ser libre significa el derecho de no estar sometido sino a las leyes, expresar su opinión, escoger su trabajo, disponer de su propiedad, moverse libremente, reunirse con otros individuos e influir en el gobierno.
Mientras la libertad de los antiguos consistía en la “participación activa y constante del poder colectivo”, hoy estriba en el “goce pacífico de la independencia privada”.
El profesor de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid Luis Gonzalo Díez manifiesta que lo principal, ahora, no es educar a la ciudadanía en los valores de la abnegación y del ascetismo, sino procurarle las condiciones adecuadas para que cada individuo pudiese ejercer su libertad en la búsqueda de la felicidad. Hoy en día la libertad individual es el fin y la libertad política es el medio.
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