Epicuro se pasó la vida enseñando cómo ser feliz, y situó la felicidad en el placer. Pero a Epicuro no le interesan los placeres que van asociados a los deseos innecesarios y que
alimenta la versión más glotona de nuestra imaginación. Los placeres que recomienda sobresale por encima de todos la amistad. El pináculo de la satisfacción vendría a ser el de estarse sentado a la sombra de una parra charlando con los amigos, ésa sería la felicidad.
Tertulia de amigos. |
Fernando Sabater cuenta que para Epicuro es más razonable delimitar con precisión las metas finales de nuestra vida, y darles un contenido realista que esté al alcance de nuestras condiciones y posibilidades. Porque si sabes lo que quieres, y si lo que quieres es llevar una vida sosegada, sin perturbaciones ni inquietudes, una vida basada en la tolerancia y en la moderación, todo lo que necesitas entonces es ejercitar la templanza y cultivar la amistad con hombres de tu mismo ánimo. Si eres un hombre templado y tienes buenos amigos, entonces no necesitas nada más para saborear una vida cumplida y satisfecha.
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