Maxence Van der Meersch (Roubaix, 1907 - Touquet, 1951) fue uno de los escritores franceses más populares de principios del siglo XX. Uno de sus libros más conocido es “Cuerpos y almas”.En el mismo narra lo siguiente:
Si yo no me hubiera mostrado ante el Padre Eterno como una bestia de carga, un juramento de buena voluntad dispuesto a soportarlo todo: si yo no hubiera aceptado siempre lo peor y luchado por la verdad de una manera salvaje, sin cálculos ni concesiones, si me hubiera sublevado, rebelado, saturado de odio, asqueado, animado de un sentimiento de obstrucción sistemática de rebeldía contra la existencia, de un espíritu de envidia, de celos, de venganza, de ambición, de orgullo; si yo lo hubiera achacado todo a la mala suerte, al azar, y hubiera maldecido al vida, entonces hubiese roto los lazos que me unen a la Providencia y seguido el consejo de la mujer de Job: “¡Maldice a Dios y revienta!”. Habría maldecido de mi mala suerte, muerto diabólicamente e ido a reunirme con el Dios de la mala suerte y el azar: ¡Satanás!
Dos poderes disputándose el mundo; la luz contra la
oscuridad, el Bien contra el Mal. Uno proponiendo la felicidad, la rebeldía contra la desgracia, la búsqueda del goce, el sexualismo, al divinización de la humanidad, el despilfarro sin freno con la superproducción hasta el infinito, la uniformidad de los hombres, de las naciones, de los sexos, de las viviendas, el colectivismo de los habitáculos, de los hospitales, de los asilos y de la caridad pública. El otro, presentando la vida como una prueba, preparación de otra vida mejor, que sólo puede merecerse mediante la sujeción a las leyes naturales, con frecuencia duras pero siempre útiles y provechosas, y, a fin de cuentas, la resignación, el sacrificio, la existencia enteramente aceptada, sin elección ni negativas: trabajo, familia, hijos, sobriedad, continencia, renuncia… No obstante, tras ese rudo esfuerzo, sin haberla buscado ni pedido, existía la felicidad, la única felicidad terrenal humilde y verdadera que al hombre le es dable
Maxence Van der Meersch |
Lucha por la verdad hasta la muerte. Y Dios combatirá por ti.
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