Las consecuencias de aferrarse con excesiva fuerza a un pasado inventado o distorsionado pueden conducir al desastre con demasiada facilidad. En manos de políticos sin escrúpulos, como los que llevaron a los serbios a la derrota en los últimos años del siglo XX, la manipulación de una historia nacional construida sobre el mito se convierte en un instrumento para movilizar a la población en defensa de una causa equivocada. En este caso el sentimiento de considerarse una víctima inocente, nutrido por los mitos históricos que se habían desarrollado en torno a la batalla de Kosovo, se convirtió en un pretexto para cometer terribles atrocidades contra vecinos que eran representados como si estuvieran decididos a destruir todo lo que los serbios habían logrado desde principios del siglo XIX, cuando por primera vez rompieron las cadenas de la dominación turca.
Mitos nacionalistas. |
Aunque la historia de los serbios, como la de otras nacionalidades balcánicas, ofrece un severo recordatorio de las consecuencias potencialmente desastrosas del mito nacional transmutado en historia nacional, también podría semejar un caso extremo si se compara con los innumerables ejemplos de contribuciones aparentemente inofensivas a la forja de un sentimiento de identidad nacional.
El idioma ha sido siempre una expresión de identidad de
grupo, no resulta claro que en periodos anteriores poseyera la relevancia que llegó a adquirir después de que Herder (Mohrungen, Alemania, 25 de agosto de 1744 - Weimar, Alemania, 18 de diciembre de 1803) y los románticos desarrollaran su concepto orgánico de nación y Volk. El nacionalismo lingüístico fue inventado o fomentado a menudo por intelectuales del siglo XIX y principios del XX, algunos de ellos recién llegados a la lengua que ahora consideraban que representaba la auténtica voz del pueblo.
Nacionalismo lingüístico. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario