jueves, 13 de octubre de 2016

Fe, esperanza y caridad.

San Agustín.
San Agustín escribe en el Enchiridión que “no hay caridad sin esperanza, esperanza sin caridad y ni esperanza ni caridad sin fe”. La fe es una suerte de compromiso devoto o convicción apasionada que, de acuerdo con la doctrina cristiana, tiene su origen en el amor ciego de Dios por la humanidad. 

Kierkegaard
“Un creyente es alguien que está enamorado”, escribe Kierkegaard en “La enfermedad mortal”. La fe es una cuestión de confianza, que a su vez implica alguna forma de caridad o abnegación. Consiste en la firme convicción de que el otro no va a dejar que te escurras entre sus dedos, y confiar en que no te van a abandonar es la base de la esperanza. 

Terry Eagleton. 
El Oxford English Dictionary da “sentimiento de confianza” como significado arcaico de “esperanza”. La esperanza es la confianza en que nuestro proyecto prevalecerá, lo que un comentarista describe como “un compromiso activo con la deseabilidad y viabilidad de un determinado fin”. Como tal, implica deseo y, por tanto, en un sentido amplio, amor. Es la fe lo que revela qué cabe legítimamente esperar, y, en última instancia, ambas virtudes están enraizadas en la caridad, escribe Terry Eagleton. 

Para santo Tomás, la caridad se diferencia de la esperanza
Santo Tomás 
en que ya está unida a su objeto, al menos en espíritu; sin embargo, como comenta Denys Turner parafraseando a santo Tomás, “la verdadera caridad genera esa clase de esperanza que hace que un amigo confíe en otro, pues es en aquellos que son nuestros amigos por caridad en quienes más absolutamente podemos confiar”. 


Según santo Tomás, la fe y la caridad son lógicamente anteriores a la esperanza, mientras que para Kant y para John Stuart Mill es la esperanza en Dios lo que nos conduce a postular su existencia. Lo mismo cabe decir de Miguel de Unamuno, que en “El sentimiento trágico de la vida” afirma que creemos porque esperamos, y no al contrario.

Un creyente es alguien que está enamorado

la verdadera caridad genera esa clase de esperanza que hace que un amigo confíe en otro

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