Yihad |
Yihad significa "guerra santa". O, más exactamente: significa el esfuerzo legal, obligatorio y comunitario, destinado a expandir los territorios gobernados por musulmanes a expensas de los territorios gobernados por no musulmanes.
El propósito de la yihad, no es extender directamente la fe islámica, sino extender la soberanía del poder musulmán. Yihad es así ofensiva ineludiblemente por naturaleza, con el objetivo eventual de lograr el dominio musulmán sobre todo el planeta.
Probablemente, en un determinado momento de su vida, Mahoma comprendió que la unidad política de los árabes era incompatible con las razias y las contiendas internas; pero si éstas se hubieran suprimido, el problema de encontrar alimentos se habría agravado. ¿Cómo superar esta dificultad? La concepción islámica del yihad, o guerra santa, ha de ser considerada en este contexto. No fue en ningún momento un fenómeno puramente religioso, sino también, al menos en parte, un instrumento político. Constituyó indudablemente una transformación de la vieja tradición nómada de las razias,
cuya explicación ha de buscarse en la situación en que se hallaba Mahoma cuando únicamente tenía bajo su control Medina y unas pocas tribus aliadas. Lo normal era que cada tribu efectuara una razia contra cualquier tribu o familia con la que no mantuviera en aquel momento relaciones amistosas. El funcionamiento del pequeño Estado de Medina era en muchos aspectos similar al de una tribu. Tenía aliados y amigos, e igualmente enemigos, entre las tribus nómadas de la región. Mahoma insistió, por lo menos en la última época de su vida, en que quienes desearan ser plenamente aliados suyos deberían convertirse al islamismo y reconocerle como profeta. En esta situación, la concepción de la guerra santa no significa sino que las incursiones de saqueo de los seguidores de Mahoma se orientan contra los no musulmanes; así pues, a medida que aumentaba el número de tribus próximas a Medina que
se convertían al Islam, era necesario dirigir estas expediciones más y más lejos. Hay pruebas de que Mahoma era consciente de que el crecimiento de su alianza, al impedir las contiendas entre los miembros, agravaba los problemas alimenticios, y de que hizo preparativos para llevar a cabo razias más amplias hacia Siria, la más próxima de entre las regiones relativamente ricas. El hecho es que sus sucesores, tan pronto como recuperaron el control sobre algunas tribus desafectas, dirigieron grandes expediciones de saqueo contra Siria e Irak.
Algunos musulmanes sostienen que los musulmanes que interpretan su fe de modo diferente son infieles, y por tanto objetivos legítimos de la yihad. Esta es la razón por la que los propios argelinos, los egipcios o los afganos han sido víctimas, como los americanos o los israelíes, de la agresión yihadista tan a menudo.
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