La filosofía del obispo Berkeley ( 1685-1753): yo soy una cosa que piensa, una res cogitans, un espíritu que tiene vivencias. A mis vivencias no les corresponde nada fuera de ellas; pero esas vivencias son mis vivencias, y yo soy una substancia que las tengo. Mas como esas vivencias revelan además una regularidad en su paso por mi mente, se suceden escalonadamente, se engarzan las unas con las otras, se escalonan, se explican un poco las unas con las otras; como constituyen todo un conjunto de vivencias armónico (que es lo que llamamos el mundo) debo suponer y supongo (aparte de otros fundamentos que son de carácter moral y religioso y que en el obispo Berkeley pesan mucho, pero que no pueden entrar aquí) debo suponer que aparte de esos otros hay motivos suficientes para poner ahora la existencia de un espíritu que sea el que ponga en mí todas esas vivencias. Esas vivencias no se ponen en mí ellas solas; las pone en mí Dios, que es puro espíritu, como yo. Y entonces podría pensarse con razón que la filosofía del obispo Berkeley es la que realiza con plenitud máxima la palabra del Evangelio: nosotros vivimos, nos movemos y estamos en Dios.
Referencia: Lecciones preliminares de filosofía de Manuel García Morente
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