El coaching político no es sino formación teatral. El asesor tendrá mucho interés por ver al candidato y muy poco por escucharlo. Y si son estos los valores a los que se les da precedencia, frente a otros como la preparación académica y la experiencia profesional, no podemos quejarnos de que los mejores no se dediquen a la política y cedan el terreno a oportunistas, mediocres y mentirosos, capaces de captar el favor de la mayoría con una adecuada combinación de populismo, cara dura y asesores de imagen.
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