martes, 27 de agosto de 2024

El golpe de estado de Pipino el Breve supone una orientación nueva en el curso seguido hasta entonces por la historia

El golpe de estado de Pipino el Breve es algo más que un cambio de dinastías; supone una orientación nueva en el curso seguido hasta entonces por la historia. Ciertamente Carlomagno, al tomar el título de emperador romano y de Augusto, creyó reanudar la tradición antigua. En realidad la rompió. El Antiguo Imperio, reducido a las posesiones del Basileus de Constantinopla, se convierte en un Imperio oriental, yuxtapuesto y ajeno al nuevo Imperio de Occidente. A pesar de su nombre, éste no es romano más que en la medida en que la Iglesia católica es romana. Además, los elementos de su fuerza residen sobre todo en las regiones del norte. Sus principales colaboradores en materia religiosa y cultural no son ya, como antes, italianos, aquitanos o españoles, sino anglosajones (un San Bonifacio o un Alcuino) o suabos (como Eginardo). En el Estado, desconectado ahora del Mediterráneo, los pueblos meridionales no desempeñan más que un papel secundario. La influencia germánica comienza a dominar desde el momento en que, detenida su expansión hacia el sur, se extiende ampliamente por Europa septentrional y empuja sus fronteras hasta el Elba y las montañas de Bohemia.
Referencia:Las ciudades de la Edad Media de Henri Pirenne


No hay comentarios:

Publicar un comentario