Durante la Guerra Civil en España como los nacionales ganaban la mayoría de las batallas, también capturaban a muchos más prisioneros. En las primeras semanas hubo una tendencia a ejecutar a los milicianos capturados, pero los nacionales pronto se dieron cuenta de que esto no solo era escandaloso e inmoral, sino que resultaba contraproducente. Los nacionales comenzaron ocupando una pequeña zona y, a medida que avanzaban, ocuparon más y más provincias que previamente eran de la República, haciendo prisioneros cada vez a más soldados. Así que la cuestión de incorporar a los antiguos soldados enemigos y “convertirlos” fue uno de los asuntos principales para ellos y tuvo una importancia que los Republicanos ni siquiera imaginaron. El salto cuantitativo más trascendente en este aspecto se produjo con la conquista de la zona norte republicana en 1937. La conquista reportó casi 200.000 prisioneros en un período de escasos meses, la mayor captura por parte de uno de los dos bandos hasta el final de la guerra. La mayoría de esos prisioneros fueron liberados de inmediato y alrededor de unos 100.000 ingresaron en el Ejército Nacional….Puede que la guerra de España fuera el lugar donde se sacara el mayor partido posible del hecho de incorporar a un bando los soldados enemigos, y más que en cualquiera de las guerras civiles revolucionarias, aunque esto también lo intentaron otros ejércitos, especialmente el Ejército Rojo en la guerra de Rusia. Esta decisión resultó bastante provechosa en parte, porque la movilización de Franco y el programa de adiestramiento tuvieron éxito a la hora de diseñar un cuadro de oficiales fiable y relativamente extenso, además de oficiales sin graduación para apoyar a los jefes.(Stanley George Payne)
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