Según resumió con eficaz brevedad Francesc Granell (La Vanguardia, 15 de octubre de 2016), Cataluña intentó lograr la independencia cinco veces en los últimos cuatrocientos años. Y en todas fracasó. La primera fue en 1640, cuando se constituyó en república bajo la tutela del rey de Francia. La experiencia fue corta y desastrosa. Con la firma del Tratado de Paz de los Pirineos (Guerra de los Treinta Años), pasaron definitivamente a Francia los territorios históricos del Rosellón, el Conflent y parte de la Cerdaña. La segunda fue en 1873, año de la explosión del cantonalismo con la Primera República. Baldomer Lostau proclamó el Estat Català, de cortísima existencia. El tercer momento, en abril de 1931, con la caída de la monarquía de Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República Española. Lluís Companys y Francesc Macià proclaman la República Catalana, pero es abortada por la República Española. Lo único que se consigue es recuperar la Generalitat. Y el cuarto, el 6 de octubre de 1934. Companys vuelve a intentarlo desde la presidencia de la Generalitat y proclama nuevamente el Estat Català, un Estado que duró unas pocas horas.En nuestros días el proceso soberanista de Cataluña, más conocido como el proceso catalán (en catalán, procés català), fueron un conjunto de hechos sociales y políticos que se desarrollaron desde el año 2012 hasta el 2021 en la comunidad autónoma de Cataluña con el objetivo de lograr la autodeterminación y la independencia de Cataluña respecto al resto de España.
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