Tras las denuncias de las madres de Amanda y de prestigiosos profesionales como el psiquiatra Celso Arango,quien ya el año pasado advirtió de que "está habiendo un incremento bestial de adolescentes que asumen ser trans sin serlo", Confluencia Movimiento Feminista se propuso hacer un informe lo más riguroso posible con los datos aportados por las distintas comunidades autónomas. El objetivo es demostrar que existe un "contagio social" y que, si pasa lo mismo que con la ley del sólo sí es sí, el Gobierno no pueda decir que nadie le advirtió de lo que podría suceder. La conclusión es que, al calor de las distintas normativas autonómicas y de la futura ley de Irene Montero, la sanidad pública cada vez atiende a más personas que dicen ser trans, cada vez hay más mujeres que dicen serlo, en contra de la tendencia histórica, y cada vez son más los menores de edad que inician un proceso que, en muchos casos, es irreversible.Hasta ahora, tanto a nivel nacional como mundial, siempre habían sido muchísimos más los hombres que se declaraban trans. Ahora, los datos aportados por las distintas consejerías de Sanidad apuntan a un cambio de tornas: "En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, entre 2012 y 2021, el número de niñas y chicas adolescentes atendidas en consultas se ha incrementado un 9.000%, frente al 4.600% de niños y chicos adolescentes.
Según la Confluencia Movimiento Feminista, la mayoría de los médicos de Atención Primaria, siguiendo las instrucciones de las leyes autonómicas, derivan directamente a todos aquellos que dicen ser trans al servicio de endocrinología, lo que, según denuncian, "implica ir directamente a los tratamientos de supresión de la pubertad y de hormonas cruzadas". En el País Vasco, por ejemplo, "la derivación a endocrinología es la que más ha aumentado respecto a otras especialidades de la unidad de identidad de género, con un aumento del 1.800%". En Baleares, el 66% de los pacientes son derivados automáticamente a este servicio, tres veces más que en 2017. La Confluencia Movimiento Feminista estima que entre 2017 y 2021, y de forma acelerada en los últimos dos años, "un mínimo de 20.755 personas entre los 9 y los 40 años, más mujeres que hombres, concentrados en grupos en edades de 14 a 25 años, habrían sido atendidos en las unidades de identidad de género del sistema público". No se incluye a la sanidad privada. "Son estimaciones muy conservadoras. Sin lugar a duda, la realidad arrojaría cifras muy superiores", advierte Henar Sastre. El número de niños y adolescentes que se encuentran en esta espiral es "un mínimo de 1.000 menores sanos entre 2019 y 2021 habrían iniciado un tratamiento para detener artificialmente su desarrollo puberal con fármacos sin ficha técnica, es decir, de forma experimental, con efectos dañinos e irreversibles". Entre ellos se encuentran el riesgo de sufrir diabetes, osteoporosis o problemas cardiovasculares. Esta es precisamente una de las razones por las que, tal y como ha recordado Sastre, aquellos países que fueron pioneros a la hora de aprobar leyes trans ya están empezando a dar marcha atrás.
Fuente: Libertad Digital/Confluencia Movimiento Feminista
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