Hannah Arendt, una de las filósofas más influyentes del siglo XX, se mantuvo siempre alejada de la literatura histórica por una razón muy clara: “La literatura histórica no es otra cosa, en última instancia, que justificación de lo que sucedió”, o, lo que es lo mismo, historia deformada por la mano de los vencedores. No hay conocimiento histórico neutro, y eso queda explicitado desde la cita de Isak Dinesen: “Todas las penas pueden soportarse si las ponemos en una historia o contamos una historia sobre ellas”. Historia para la vida, si se quiere decir así, pero en ningún caso para el consuelo.Las historias nos revelan un actor, pero no un autor. Aquel significado sólo emerge a la superficie de la narración merced al narrador: “No es el actor sino el narrador quien acepta y hace la historia”, afirma Hannah Arendt.
Decía Tocqueville, “el pasado ya no ilumina el porvenir, el espíritu humano camina entre tinieblas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario