martes, 1 de diciembre de 2020

El poder desea la legalización del aborto y su extensión


Poco después de que siete jueces del Supremo legalizaran el aborto en EEUU en 1973 y después siguieran otros países occidentales, como Francia, España, Italia o Bélgica, el lobby abortista dio por sentado que se había convertido en un asunto ya aceptado por la sociedad e indiscutible gracias a su presencia en los medios de comunicación y los principales partidos. Pues bien, dice el escritor y periodista Pedro Fernández Barbadillo, la presión y la organización de los pro-vida en EEUU a lo largo de estas décadas han demostrado que se pueden deshacer los planes de los más poderosos. En 2020, Estados Unidos es una sociedad más pro-vida que en los años 60.




Añade Fernandez Barbadillo que el verdadero poder desea la legalización del aborto y su extensión, por motivos económicos (mucha gente hace negocio con estas carnicerías y con los anticonceptivos) y, también, por motivos neomalthusianos, para la reducción de la población.


Tribunal Supremo de Estados Unidos

El Tribunal Supremo de Estados Unidos legalizó el aborto cuando la Presidencia, el Legislativo y el pueblo estaban en contra. Ahora que éste cuenta con unos protectores poderosos y, todavía, una mayoría social que lo apoyan es casi imposible derogarlo. Lo deseable es que el Supremo permita que los estados tomen medidas para restringirlo. Quizás, dice Fernandez Barbadillo, dentro de diez años los estados centrales de Estados Unidos, más Texas, tengan tantas restricciones al aborto que lo hagan casi inexistente, mientras que California, Nueva York y Nueva Inglaterra permitan matar niños hasta el momento mismo del nacimiento. Esto tendría consecuencias en la población y, por tanto, beneficiaría a los estados más conservadores y pro-vida en las elecciones presidenciales y en la Cámara de Representantes.

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