Los diecisiete artículos de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 28 de agosto de 1789 han pasado a la historia como un documento capital para la humanidad.
Aquellas tablas suponen la universalización del credo liberal, comenzando por su recordadísimo primer artículo:"Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales solo pueden fundarse en la utilidad común". Para afirmar en el siguiente: "La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión". Para luego proclamar la soberanía nacional, el hábeas corpus, el derecho de opinión y la inviolabilidad de la propiedad privada.
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