Karl Popper. |
Escribe Karl Popper que el progreso científico consiste esencialmente en que algunas teorías son superadas y sustituidas por otras teorías. Esas nuevas teorías tienen que ser capaces de resolver todos aquellos problemas que habían resuelto las antiguas teorías, al menos tan bien como ellas. Así resuelve la teoría de Einstein el problema del movimiento de los planetas y, en general, la macromecánica tan bien y quizá incluso mejor que la teoría newtoniana. Pero la teoría revolucionaria parte de nuevos supuestos y va en sus consecuencias bastante más allá que la antigua teoría, con la que se encuentra también en abierta contradicción. Esta contradicción permite idear experimentos que puedan decidir entre la antigua y la nueva teoría; pero sólo en el sentido de que al menos una de las dos teorías pueda falsarse. Los experimentos pueden demostrar la superioridad de la teoría que los sobreviva, pero no su verdad; y la teoría que ha sobrevivido se puede superar de nuevo, por su parte, muy pronto.
Aprendemos siempre muchísimo por medio de una falsación. No sólo aprendemos que una teoría es falsa, sino que también aprendemos por qué es falsa. Y, sobre todo, obtenemos un nuevo problema, más rigurosamente formulado; y un nuevo problema es, como ya sabemos, el verdadero punto de partida de un nuevo desarrollo científico.
Añade Popper que una teoría pertenece a la ciencia empírica cuando, y sólo cuando, entra en contradicción con experiencias posibles, esto es, es falsable en principio por medio de la experiencia. He denominado a este criterio, criterio de falsabilidad, dice Popper. Así, es falsable, por ejemplo, la teoría de que la vacunación protege contra las viruelas: si alguien que ha sido correctamente vacunado, contrae a pesar de ello las viruelas, se ha falsado la teoría. El criterio de falsabilidad alberga sus propios problemas. Si entre millones de seres humanos vacunados, sólo uno contrajera las viruelas, apenas podríamos considerar nuestra
teoría como falsada. Antes bien admitiremos que algo no estuvo en orden con la vacunación o con la vacuna. Y, en principio, una salida semejante siempre es posible: si hemos de confrontarnos con una falsación, siempre podemos excusamos de alguna manera; podemos introducir una hipótesis auxiliar y rechazar la falsación. Podemos inmunizar nuestras teorías contra todas las falsaciones posibles, para utilizar una expresión del profesor Hans Albert.
Hans Albert |
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