Cuenta George Steiner que cuando era profesor en Pekín, había en su seminario dos hombres con la columna destrozada por las torturas de la guardia roja; ni siquiera conseguían sentarse. Habían hecho pasar una carta para Sartre en donde manifestaban “al Voltaire de nuestro siglo. Hable de esto, ayúdenos”. Y él se limita a decir que “las supuestas torturas de la guardia roja son una mentira inventada por la CIA americana”. Sabía de sobra lo que ocurría. Entonces, ¿dónde están los grandes hombres? ¡Y Freud! En Roma está el gran museo del fascismo. En la primera sala se exponen los regalos recibidos por Mussolini. En una bonita vitrina está La interpretación de los sueños, con esta dedicatoria de Sigmund Freud: “Al duce, a quien debemos tanto por haber restaurado el esplendor de la antigua Roma”.
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