El tremendo aumento de sueldo de los directivos de empresa a lo largo de la última década, junto con los escándalos surgidos en las cúpulas corporativas de grandes compañías como Enron, Tyco y WorldCom no se debe al mecanismo rutinario de la economía de mercado. Los culpables son unos individuos que saben sacar partido a la debilidad estructural de determinados mercados (en este caso, perjudicando a los accionistas). Igualmente, la fortuna de Bill Gates no es producto de un mercado competitivo, sino del monopolio natural que Microsoft ejerce en el sector de los sistemas operativos informáticos (en este caso, perjudicando a los consumidores). Recomendar la abolición del capitalismo como solución para este tipo de abuso es como querer abolir el impuesto sobre la renta porque algunos millonarios no pagan a Hacienda. En ambos casos, lo que falla no es el sistema, sino las lagunas que contiene. La solución es acabar con las lagunas, no eliminar el sistema.
jueves, 26 de julio de 2018
Habría que procurar perfeccionar el mercado, no abolirlo.
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